11 feb 2011

Karla Homolca - "Barbie and Ken"




Es joven, atractiva y licenciada en Psicología. Pero nadie quiere tenerla como vecina. Karla Homolka, nacida en Ontario (Canadá) hace 35 años, ha pasado el último tercio de su vida en prisión. El motivo es tristemente recordado por los ciudadanos de un país con uno de los índices de delincuencia más bajos del mundo: participó junto a su marido en la violación y asesinato de tres adolescentes, entre ellas su propia hermana. Y, aunque ha saldado su cuenta con la Justicia, la sociedad canadiense no está dispuesta a olvidar.

A los 17 años de edad, Homolka conoció a Paul Bernardo, un chico de 23 que, según se supo mucho más tarde, ya había cometido varias violaciones previamente. La sangrienta carrera de la joven de Ontario comenzó un día antes de la Nochebuena de 1990. Su primera víctima fue su hermana, Tammy, de 15 años, a la que ambos suministraron un cóctel de alcohol y anestesia para animales que Homolka había robado en la clínica veterinaria en la que trabajaba. Oficialmente, la muchacha murió de forma accidental al ahogarse con su propio vómito.

En 1991, Bernardo llevó a casa a su nueva presa, Leslie Mahaffy, de 14 años, a la que violaron durante varios días antes de matarla y descuartizarla para sumergir sus restos en un lago. El 29 de junio de ese año, una pareja encontró partes del cuerpo flotando en el agua. Ese mismo día, Homolka y Bernardo celebraban su boda en Niágara. Un año después capturaron a su siguiente víctima, una quinceañera llamada Kristen French a la que también violaron y torturaron a lo largo de varios días. El matrimonio se deshizo de ella justo a tiempo para ir a cenar a casa de los padres de Homolka la noche del Domingo de Resurrección, como si nada hubiera pasado.

La peculiar vida familiar de la siniestra pareja terminó en 1993, tras ser hospitalizada Homolka por una brutal paliza de su marido.

Las declaraciones de la joven desembocaron en el arresto de ambos.Durante el juicio por los delitos de secuestro, violación y asesinato de Mahaffy y French, Karla sostuvo en todo momento haber actuado coaccionada por su marido y negó tener ningún interés sexual hacia las chicas. La justicia canadiense decidió tratarla como esposa maltratada. Asimismo, y a cambio de que testificara contra Bernardo, el tribunal dictó para ella una sentencia de 10 años de prisión.

Pero la historia aún tenía más ingredientes para estremecer una vez más a la tranquila sociedad del país. Poco después de ingresar en la cárcel, aparecieron en casa del matrimonio unos vídeos caseros con imágenes de las espeluznantes violaciones. Fue entonces cuando se comprobó que la muerte de la hermana de Homolka no había sido para nada accidental. Sin embargo, el acuerdo judicial protegía a Karla, cuya pena sólo se vio aumentada dos años más.Por su parte, Paul Bernardo fue condenado a cadena perpetua.

La joven asesina se comportó de forma ejemplar durante su estancia entre rejas, incluso se licenció en Psicología con muy buenas notas. La prensa canadiense, pendiente de sus movimientos, llegó a airear en el año 2000 una supuesta relación sentimental con otra interna, encarcelada por violación de niños, pero su auténtica amante resultó ser una simple ladrona de bancos.

El pasado 4 de julio, Homolka salió de prisión bajo estrictas condiciones. La ya ex presa consiguió esquivar a las decenas de periodistas que la esperaban en la puerta de la cárcel.

Sin embargo, no todo iba a ser tan fácil para una mujer con semejante historial a sus espaldas. Ella misma lo reconoció a Radio Canadá en su primera entrevista concedida a un medio de comunicación: «He pagado mi deuda con la sociedad legalmente, pero no socialmente».De eso parecía querer encargarse Richer Lapointe, el dueño de una ferretería de Longueuil (Québec) que le ofreció amablemente un trabajo para, a continuación, grabar a escondidas sus conversaciones con ella y arrancarle confesiones comprometedoras. Pero Lapointe no era precisamente trigo limpio. El 10 de agosto, Karla abandonó su empleo tras comunicarle la policía que su jefe iba a ser procesado por agresión sexual.

En las últimas semanas, la ex convicta no ha tenido un momento de tranquilidad. El día 23, el Toronto Sun publicó unas declaraciones en las que Lapointe afirmaba tener unas grabaciones de Homolka reconociendo seguir en contacto con criminales. Un par de días después, dos locutores de una radio de Montreal la entrevistaron haciéndose pasar por el consejero de Justicia de Québec. «Quiero rehacer mi vida», sostuvo. «Conozco mis condiciones, sé lo que tengo que hacer». Desde entonces, Homolka vive recluida en alguna parte de Québec. Mientras tanto, el libro sobre su vida y la de Bernardo, Invisible Darkness (Oscuridad invisible), de Stephen Williams, está una vez más en la lista de los más vendidos. En cambio, la película -Karla, de Joel Bender- sigue sin encontrar distribuidora en Canadá debido a la enorme polémica desatada.

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