14 feb 2013

Anna Jatobá


El 29 de marzo de 2008 la niña Isabella Nardoni, de 5 años, fue encontrada caída en la entrada del edificio donde vivía su padre, en un distrito de clase media en São Paulo. Había sido arrojada desde la sexta planta. 

La niña todavía estaba viva, con marcas de golpes y estrangulamiento, pero murió antes de llegar al hospital. El caso policial que más conmovió a Brasil en los últimos años finalmente llegó a su fin. En la madrugada de este sábado un juez ha leído la condena decidida por un jurado popular. El padre y la madrastra de Isabella fueron considerados culpables por el asesinato. 

Alexandre Nardoni, de 36 años, tendrá que cumplir 31 años, 1 mes y 10 días de prisión. Anna Carolina Jatobá, de 26 años, por su parte, recibió una sentencia de 26 años y 8 meses. En Brasil no se aplican la pena de muerte ni la cadena perpetua. Los principales canales de televisión del país transmitieron en directo la lectura de la sentencia. En las afueras del tribunal una multitud conmemoró la condena con gritos y fuegos artificiales. 

La fachada de la casa de los padres de Alexandre Nardoni ha amanecido con pintadas. Se leían frases de protesta como "Paz, Isabella" y "31 años es poco". El juicio arrancó el lunes pasado. A lo largo de cinco días un jurado popular escuchó las deposiciones de los testigos y los argumentos de la defensa y de la acusación. A lo largo de cinco días los brasileños revivieron el trauma nacional provocado por ese crimen cometido hace dos años. Cada día las televisoras mostraron en directo el traslado de los reos por la mañana de la prisión al tribunal y por la noche del tribunal a la prisión. 

Alexandre Nardoni y Anna Carolina se decían inocentes. Según su versión, un ladrón entró en el piso y mató a Isabella mientras la pareja regresaba al estacionamiento del edificio para recoger a sus dos hijos menores que habían quedado dormidos en el coche. La familia había acabado de llegar de una fiesta. Los jurados no creyeron en la historia contada por el padre y la madrastra, puesto que nunca se encontró ningún rastro del presunto ladrón. Según la acusación, el asesinato fue cometido por la pareja porque la mujer tenía celos de la niña, hija de una relación anterior de Nardoni. 

Isabella vivía con su madre y visitaba al padre cada dos fines de semana. Las pruebas encontradas por la policía ayudaron a demostrar que Isabella fue golpeada dentro del coche hasta desangrar y que luego, en el piso, fue estrangulada por la madrastra. Creyendo que la niña estaba muerta, el padre cortó la malla de protección de la ventana de una de las habitaciones y la arrojó todavía viva desde la sexta planta. 

Se encontraron vestigios de sangre en el coche y en el piso, un pañal con gotas de la sangre de la niña recién lavado, marcas de la malla de protección en la camiseta del padre y huellas suyas en la cama que queda al lado de la ventana desde donde Isabella fue lanzada. En más de una ocasión, antes de que fueran detenidos, Nardoni y Anna Carolina casi fueron linchados por personas indignadas con el asesinato de la niña. 

En los mes después del homicidio, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva pidió cuidado a los brasileños: "Se habla del caso Isabella las 24 horas del día. Lo que me parece grave es que, aunque sea inocente, la pareja ya fue condenada". 

La madre de Isabella, la bancaria Ana Carolina Oliveira, de 25 años, ha dicho estar aliviada. "Se hizo justicia. Sin embargo, mi hija nunca regresará".

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